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SANTIAGO - EL SALVADOR

1200 km en 6 días, redefiniendo el “ir en bicicleta al trabajo”

por Leandro Zúñiga

A 6 meses de participar en la Paris Brest Paris, una prueba de ultraciclismo autosuficiente que se realiza en Francia cada 4 años donde se debe completar una distancia de 1.200 km en 90 horas continuas, comencé a planificar este viaje que redefine el concepto de “ir al trabajo en bicicleta”. Desde Santiago hasta El Salvador: una ruta de 1.200 km con un desnivel acumulado aproximado de 15.000 m, en 6 días de pedaleo y pasando por 4 regiones de Chile.

Mapa de altimetría con kilometraje avanzado diariamente

Avances por día a lo largo de la altimetría. Ver en grande

El viaje sería en solitario, por lo que la planificación del viaje tomó cerca de 2 meses, pues debía hacer coincidir mis turnos, coordinar el regreso de la bicicleta en avión, estudiar al detalle la ruta evitando terrenos sin pavimentar y definir los puntos de abastecimiento y zonas de descanso/alojamientos. Además, la ruta incluiría cerca de 500 km circulando por la ruta 5N, por lo que era necesario controlar la mayor cantidad de riesgos durante el viaje.

Espero que este registro te sirva como motivación a aventurarte a desafiar y superar tus propios límites, y a tomar siempre estos desafíos con la debida madurez y responsabilidad.

Planificación del viaje

Luego de pedalear tenía que trabajar, así que prioricé pedalear solo de día y alojar en hostales previamente reservados. Finalmente la ruta fue planificada para completarse en 6 días, recorriendo alrededor de 200 km diarios La idea era entrenar la distancia con la configuración casi idéntica a la que utilizaré en la Paris - Brest - Paris, exceptuando algunos adicionales que debí llevar (ropa, calzado, etc.). La ruta contempla 1.215 km con un desnivel acumulado aproximado de 15.000 m.

Analizar ruta en detalle
Mapa de la ruta registrada por Strava

Los 1200 km del registro en Strava con 55 hrs en movimiento. Ver en Strava

Equipo y configuración

Cannondale Supersix de carbono, frenos de herradura, neumáticos Continental Ultrasport 700x25, transmisión 2x10 con volante 50-34 y piñón 11-28. Los bolsos que utilizo es un híbrido: Seatbag marca Topeak, Bolso de manubrio Roswheel, Top tube Rockbros, 2 caramagiolas y botella extra de 1.0 L (2.4 L de capacidad total).

Además, tuve que improvisar un nuevo bolso con una mochila que “colgué” al Seatbag. Al ser un viaje en solitario, debí asegurar llevar las principales herramientas básicas, un botiquín, ropa de cambio, powerbanks y repuestos de luces, además de útiles de aseo, la ropa de cambio y de abrigo para ciclismo y para cuando estaría “de civil”, así como la siempre necesaria manta térmica de emergencia.

Contenido de los bolsos

Parte del equipamiento para el viaje de 6 días en solitario, previo a empacar.

Configuración final de la bicicleta

Configuración final de la bicicleta con los bolsos.

Como alimentación llevé unas barras de proteína, frutos secos, compotas y 3 geles “para emergencias”. El resto sería comida común y corriente en hostales, posadas y estaciones de servicio.

Para hacerme visible llevaba 1 luz trasera en el marco de la bicicleta, otra en el seatbag y además coloqué un chaleco reflectante sobre este bolso; 1 foco delantero y adicionalmente llevaba 2 luces delanteras y 2 traseras extra dentro de los bolsos, además de unos suspensores con reflectantes.

El peso total de la bicicleta con los bolsos eran alrededor de 25-28 kg.

Cronología del viaje

El viaje se inició el 22 de abril de 2023 a las 06:30 desde las cercanías del Costanera Center de Santiago, cuyo destino final sería El Salvador, en la III Región de Atacama.

Previamente reservé alojamiento en Cabildo (km 195), Combarbalá (km 400), La Serena (km 595), Vallenar (km 785) y Caldera (km 1.000). Llegando finalmente a la casa donde alojo en El Salvador (km 1.218).

Durante el viaje debería atravesar la cordillera de la costa, llegar a nivel del mar, volver a atravesar la cordillera de la costa, y luego alrededor de 600 km de desierto, cerrando el viaje con una escalada de 115 km desde el nivel del mar hasta los 2.200 m en El Salvador. No es sencillo resumir un viaje con tanta variedad de paisajes y altimetrías, pero haré el mejor esfuerzo:

Día 1: Santiago - Cabildo (196 km, D+: 2.500 m)
Partiendo con Sonia y Edu
196/1218 km

Primeros kilómetros con amigos.

Partí el viaje a las 06:30 acompañado de Sonia (@la_vieja_sonia) y Edu (@enrrollolodbrok), quienes estuvieron conmigo los primeros 83 km hasta la cima de la cuesta Chacabuco. La ruta no era sencilla pero sí conocida: Pie Andino, cuesta Chacabuco y cuesta El Tártaro: 3 ascensos de aprox 10 km de longitud.

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La salida de Santiago fue muy tranquila, con un buen clima y pocos vehículos, y el ascenso de la cuesta Chacabuco no se sintió tan pesado gracias a que iba acompañado. Una vez arriba, tras descansar unos minutos, me despido de mis dos amigos y continúo mi camino hacia San Felipe.

Cima Cuesta Chacabuco

En Rinconada de Los Andes almorcé, y en la Botillería La Portada, el dueño me regala una bebida isotónica al contarle de la ruta que estoy realizando. Muchas gracias!.

Atardecer en ruta día 1

Ya en San Felipe y luego en Putaendo, comienza a sentirse el agobiante calor típico de la zona, previo a la última cuesta del día, en la que se atraviesa la cordillera de la costa hasta llegar finalmente a Cabildo a eso de las 18:45, con un total de 12 h 15 m en ruta.

Alojé en la casa de Julia (buscar como Jardín Secreto en Airbnb), quien me recibió con mucho cariño y compartimos una muy entretenida y conversada once junto con su madre y su perrito Chocolate.

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Día 2: Cabildo - Combarbalá (204 km, D+: 3.750 m)
Provincia de Choapa IV Región
400/1218 km

El día de los túneles y las cuestas.

Sabía que el segundo día iba a ser difícil, pues esperaba una ruta con un desnivel acumulado insano. Cometí el error de partir el día “tarde” a eso de las 07:45, lo que impactó enormemente en mi hora de llegada a destino.

El día está nublado y con mucho viento, pero ideal para pedalear al no estar caluroso. La ruta inicia cruzando el túnel La Grupa, para luego ascender la primera cuesta hacia el túnel Las Palmas (de unos 10 km de longitud), durante la cual aparecen el sol y el calor implacables.

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Previo a cruzar el túnel, me puse a conversar con un conductor que llevaba frutas y me regaló un racimo de uvas. Una vez atravesé el túnel, paré a tomarme la foto respectiva con un letrero de bienvenida a la IV región. Luego solo bajada hasta Tilama para comenzar una serie de 3 cuestas de 7 km de longitud cada una, con un calor sin viento que fue pasando la cuenta en el rendimiento del pedaleo.

Letrero de zona de Chinchillas

Tras terminar la primera subida almorcé en el sector de Caimanes, donde la dueña del restaurant “El Corral” me regala 2 plátanos para el camino (que fueron mi salvación en las cercanías de Combarbalá). Muchas gracias! La segunda cuesta (Las Astas) incluye el paso por 3 túneles de un sentido. Después de reponer energías con el almuerzo, esta ascensión se sintió menos pesada de lo que estimaba y casi sin darme cuenta llegué a Limahuida, donde iniciaba la cuesta Los Cristales.

Previo a subir encontré un lugar donde vendían jugos naturales “en medio de la nada”, que me permitió bajar un poco la temperatura corporal y así afrontar la cuesta sin mayores dificultades. Así llegué a Illapel a eso de las 16.30. En Illapel aprovecho de “tomar once” en la plaza de armas y de abrigarme, pues la detención fue de aproximadamente 1 hora. Saliendo desde aquí, tocaban 15 km de falso plano hasta la Reserva Natural Las Chinchillas, con una cuesta de 15 km donde se me hizo de noche y desde ese momento no encontré ningún otro punto de abastecimiento. Los plátanos que me regalaron fueron una salvación para salir de las barritas y frutos secos.

Atardecer en ruta día 2

Una vez oscureció, el paisaje me entregó una de las mejores postales que, lamentablemente, no pude retratar en una fotografía: un cielo completamente libre de contaminación lumínica y un espectáculo de estrellas que quedará por mucho tiempo atesorado en mi mente. Así, en oscuridad total, excepto por las luces que llevo, coroné la última cuesta del día, La Viuda, de 12 km de longitud, para así llegar a Combarbalá a las 22:45, con un total de 15 h en ruta. Ya en el alojamiento, solo pude optar a bañarme y dormir, pues no había ningún lugar de comida abierto a esa hora.

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Día 3: Combarbalá - La Serena (195 km, D+: 1.750 m)
Ruta camino a Monte Patria
595/1218 km

Un “descanso” en altimetría.

Partí el viaje mucho más relajado que el día anterior a las 08:30 tras un muy rico desayuno en la hostal donde alojé e inicié mi viaje hacia La Serena. A pesar de eso, cada día se hacía más difícil levantarse, con unos cuádriceps muy apretados por el azote del día anterior.

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Me encantó el paisaje de este día, donde hubo un cambio entre lo desértico del día anterior por una vegetación un poco más verde que los cactus de antes. El día partió caluroso, pero al ser una ruta “plana” respecto a los días anteriores y por varios kilómetros “en bajada”, iba con mucha motivación superando cada uno de los repechos que se presentaban.

Atardecer en ruta día 3

La mañana pasó muy rápido y llegué a almorzar a Monte Patria a eso de las 12:30. Luego de eso me dispuse a partir hacia Ovalle en una ruta donde cada puente o embalse por el que pasaba estaba seco. Estos 30 km se me hicieron muy cortos y llegué a eso de las 15:15 a la plaza de armas de Ovalle.

Faro costero en La Serena

Tras reponer energías me dispongo a recorrer los últimos 90 km hasta La Serena en una ruta por una carretera con una excelente berma y la ascensión de la única cuesta del día, Las Cardas, donde atardeció y tocó pedalear los últimos 50 km del día a oscuras hasta llegar al Faro de La Serena (una de las fotos que más quería tomar en el viaje) y posteriormente al alojamiento a eso de las 20:30, con un total de 12 h en ruta.

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Día 4: La Serena - Vallenar (192 km, D+: 2.600 m)
Llegando a la región de Atacama
787/1218 km

Día de desierto y cuestas.

Este día comenzó muy nublado y con mucho viento. Partí a eso de las 06:45, sabiendo que sería un día más difícil que el anterior, donde debía recorrer la totalidad de la ruta por la autopista 5N.

Por la hora no alcancé el desayuno del hostal así que paré en la primera estación de servicio que está saliendo desde La Serena al norte. Desayuné y comencé la ruta hacia Vallenar, que incluía el paso por 4 cuestas, ansioso por empezar a estar más cerca de mi destino que del punto de partida, tras 3 días de pedaleo.

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Los primeros 50 km incluían las cuestas Porotitos (de unos 5 km de longitud) y Buenos Aires (de unos 12 km de longitud), las que subí a buen ritmo, favorecido principalmente por el clima frío que había. Pero una vez que comencé el descenso de la cuesta Buenos Aires desaparecieron las nubes, volvió el sol y el calor, y el paisaje cambió completamente a uno desértico, con uno que otro rastro del desierto florido.

Disfrutando de sombra en la ruta

A partir de este día, los lugares de abastecimiento se hacían cada vez más escasos, limitándose principalmente a posadas o zonas de descanso de camioneros, por lo que la planificación de la ruta me ayudó demasiado para definir los lugares para comer y comprar agua. Ya en el peaje de Punta Colorada, a eso de las 12:30, paré en una picada de camioneros para almorzar y recargar la poca agua que me quedaba. Debía estar bien abastecido, pues se venía la cuesta Pajonales, de 32 km de longitud, donde no encontraría nada hasta posterior a la bajada.

Una parada obligada en el letrero de bienvenida a la III Región de Atacama, una detención corta en la zona de descanso de camioneros y continúo este duro ascenso, con un calor implacable, poco o nada de viento, y ninguna sombra en la que capear el sol. En la mitad de la ascensión encuentro la primera de 2 sombras que encontré en el camino: un letrero de indicación de salida de la autopista que daba un poco de sombra en el pavimento, y a 5km de coronar, otra sombra que daba un cerro. En ambas descansé y tomé mucha agua para bajar la temperatura corporal.

Atardecer del día 4

Otra posada entre Incahuasi y Cachiyuyo, me vuelvo a abastecer de agua y me preparo para la última cuesta del día: cuesta Algarrobal de la Plata (20 km de longitud). En alguna parte del camino llegó el atardecer, por lo que tocó encender todas las luces y continuar en una oscuridad que me dejaba fascinado.

Luego de coronar la última cuesta del día, era solo bajada hasta Vallenar, por lo que los últimos 30 km fueron muy rápidos. Así es como llegué a eso de las 20:30, con un total de 13 h 45 m de ruta.

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Día 5: Vallenar - Caldera (214 km, D+: 1.160m)
Letrero comunidad diaguita
1001/1218 km

Celebrando con asado los 1000 km.

Hoy nuevamente era un día tranquilo, sin cuestas, con 200 km por autopista, por lo que partí un poco más tarde que el día anterior y me dediqué a disfrutar la ruta. La gran dificultad del día era el abastecimiento, pues en el tramo entre Vallenar y Copiapó solo hay 2 posadas en el camino.

Era muy importante no pasarlas de largo pues sino se complicarían mucho las cosas. Partía a eso de las 08:00, con un clima muy nublado, que luego pasó a llovizna y me acompañó casi el primer cuarto de ruta. En el km 40 del día, en el sector Llanos del Lagarto, llegué a eso de las 10:15 a la primera posada donde los dueños ya estaban cerrando y retirándose.

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Estoy muy agradecido de ellos pues me regalaron una churrasca y té de hoja, no queriendo aceptarme el dinero. Muchas gracias! Luego, continúo la ruta, vuelve a aparecer el sol implacable y el paisaje completamente desértico.

Un poco de desierto florido

Ya en el km 75 de ruta, a eso de las 12:30 paré en la segunda y última posada que encontraría para almorzar, en el sector de Punta de Díaz, unos kilómetros más al norte del peaje Totoral.

Esta posada tenía una pequeña granja con conejos, gallinas, ciervos y un pavo real. Después de las 14:00 el viento desaparece, haciendo que la hidratación sea más regular. Afortunadamente aguanté muy bien con los 2.4 L de capacidad que tenía.

Ya llegando hacia Copiapó, continúo por el bypass hacia Caldera y en las cercanías del peaje Puerto Viejo, a eso de las 18:15, me abastezco nuevamente en una estación de servicio y como algo para dejar de sentir un vacío en el estómago. Ya solo quedaban 45 km mayoritariamente en bajada hasta Caldera, donde me alojaría Herman, un compañero de trabajo que vive allá.

Descanso llegando al km 1000

Desde el peaje, el cielo se cierra, se nubla y oscurece más temprano, acompañado de un viento en contra a ratos muy fuerte, pero llego sin novedades al km 1001 de ruta, donde mi colega me esperaba con un asado. Muchas gracias por la hospitalidad Herman!

Ese día llegué a eso de las 20:30, con un total de 12 h 30 m de ruta. Mi plan era no acostarme tarde, pero terminé yendo a dormir a eso de las 01:00 porque el recibimiento fue genial y la conversación muy entretenida. Pero ya solo quedaba el último día, el último castigo al cuerpo.

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Día 6: Caldera - El Salvador (217 km, D+: 3.010 m)
Letrero en Chañaral
1200/1218 km

Un puerto fuera de categoría.

Los primeros 100 km de ruta no tenían mayores dificultades, repechados hasta Chañaral, pero la prueba final comenzaba ahí: 115 km de subida, desde el nivel del mar en Chañaral hasta los 2.200 msnm en El Salvador. Sería un cierre de película, escalando un puerto fuera de categoría tras 1.100 km en las piernas.

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A eso de las 13:30 me detengo a almorzar en una estación de servicio y a recargar toda el agua que pueda, pues lo difícil estaba por comenzar. Desde aquí solo tendría 2 lugares de abastecimiento hasta El Salvador: El Salado (separado 30 km desde Chañaral) y Diego de Almagro (separado 30 km desde El Salado).

Una vez listo, comienzo la ascensión final. El primer tramo era un falso plano al 1-3% de 30 km de longitud, el cual por la hora y la ayuda del viento pude hacer a un excelente ritmo. A eso de las 16:15, en El Salado, un campamento minero, me detengo en uno de los únicos almacenes y compro una colación de premio, para continuar el siguiente tramo. El segundo tramo corresponde también a un falso plano al 1-3%, pero el viento comenzó a pegar un poco más de frente así que el ritmo bajó un poco pero iba con muy buenas sensaciones.

Letrero en Diego de Almagro

A eso de las 17:30 llego a Diego de Almagro, último punto de abastecimiento, por lo que decido comprar algo para comer y recargar agua. Solo quedaba la última ascensión hasta El Salvador: 50 km al 4-6%, con una cuesta entre medio de 3 km al 8-10%.

Partí a eso de las 18:30 cuando estaba oscureciendo y el viento en todo lo que quedó de subida fue en contra. Esto me hizo bajar mucho el ritmo. Además, a tan poco de llegar, una vez que oscureció, dejaron de pasar vehículos y perdí toda referencia del camino, comencé a sentir los efectos de la soledad: una especie de ataque de ansiedad que no me dejaba pedalear, mis piernas se bloqueaban, comencé a sentir tercianas a ratos y me vi obligado a parar muchas veces.

No podía levantar una velocidad mayor a 10-12 km/hr y en este tramo consumí uno de los 3 geles con cafeína que llevé. No tuvo ningún efecto, pues físicamente no me sentía mal, pero mi cerebro no me permitía pedalear. Estuve muchas veces a punto de llamar a mis colegas para que me fueran a buscar en camioneta desde El Salvador, pero eso lo veía como una derrota. Comencé a parar cada 5 km, luego cada 3 km, luego cada 2 km, y a 13 km de terminar la ruta, me veo obligado a detenerme y llamé a mi pareja para que me ayudara a salir de ese hoyo en el que estaba.

Letrero en El Salvador

Por fin, a 5 km de llegar a mi destino, ingreso al desvío hacia El Salvador y tuve que contener las lágrimas de emoción al sentir la primera bajada tras 110 km de subida constante. Me detengo en el portal de bienvenida, a eso de las 00:00, tomo un par de fotos y continúo con lo último que quedaba.

Una parada adicional en la plaza de armas de El Salvador hasta llegar a mi casa a las 00:30, completando el tramo con un tiempo total de 16 h 40 m de ruta.

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La experiencia

El resumen global de la ruta fue: 1218 km con 14.770 m de desnivel acumulado en 55 h de pedaleo efectivo, 63 h contando las detenciones (sin dormir) y 138 h contando las horas de sueño. Total de calorías quemadas: 42.350 cal.

Personalmente, nunca había hecho un cicloviaje, y menos en este formato “ultra” y en solitario, donde debía pedalear entre 12 y 16 horas diarias. El desafío lo tomé con la mayor madurez posible, sabiendo que todo sería difícil: 500 km por autopista, escaso abastecimiento, pasar varias veces por la cordillera de la costa y sus innumerables cuestas, además que por tierra solo conocía hasta un poco más al norte de Cabildo, por lo que la ruta era casi completamente desconocida.


Ser visible en la ruta por las noches

La importancia de ser visible en ruta

Desde la cima de la cuesta Chacabuco, no vi ningún otro ciclista viajando hacia el norte, por lo que en todo momento estuve solo, dependiendo únicamente de mi. Esta experiencia fue demasiado gratificante, en el sentido que estando tantas horas solo, se hace necesario aprender a convivir con tus propios demonios. Esto tiende a pasar en competencias de ultraciclismo, la diferencia es que sabes que en ese evento hay más personas haciendo lo mismo.

En este caso, debía extremar los cuidados y reducir lo mejor posible los riesgos, pues nadie me podría asistir. Desde La Serena hacia el norte, tampoco hay cobertura de señal en gran parte del camino, por lo que muchas veces era imposible recurrir al teléfono en caso de cualquier percance.

El clima, a diferencia de pedalear hacia el sur de Chile, tiende a ser muy árido y seco, donde tuve oscilaciones de temperatura entre los 10° y los 35°, con llovizna y viento en las mañanas, luego mucho calor y sin viento durante el día, para terminar con calor y viento lateral o en contra en las tardes.


Selfie Leandro Zúñiga

La mayor dificultad consistió en definir los lugares de abastecimiento, siendo el tramo Vallenar-Caldera en particular el más difícil, pues solo había 2 posadas en 150 km, por lo que saltarse una implicaba perderse el almuerzo o quedarse sin agua.

Afortunadamente, mi planificación de la ruta me permitió evitar este problema y nunca me faltó para comer o beber.

Finalmente, esta “ida al trabajo en bicicleta” me dio mucha más tranquilidad respecto al desafío que se viene en agosto, con una distancia similar pero un poco menos de desnivel acumulado.

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